En el cole «Los Abetos»

Manzanares el Real es como mi patria chica. Allí pasé muchos buenos años, encontré amigos (y hasta mujer), y tuve mis primeros contactos con la naturaleza, en los majestuosos roquedos de la Pedriza. Desde mi casa podía ver día sí día también el impresionante vuelo de los buitres,  y la silueta de las cabras montesas recortadas contra el horizonte.

 

Para mí es todo un honor y un privilegio inesperado, años después poder contarle a los niños de Manzanares cómo se hace esto de la fotografía de naturaleza, a través de mis cuentos. Ha sido una experiencia maravillosa poder emocionarles y vivir esa ilusión de lo fantástico a través de sus ojos.

Cuando tuve la idea del libro y de recoger «tesoros» del bosque, para un día enseñarlos en los colegios, nunca imaginé que el destino me iba a regalar un momento en el que una niña invidente sentiría el roce de una pluma de lechuza en su piel, con total fascinación. Y yo, emocionado viendo cómo a veces, la realidad supera las expectativas de tus sueños.

Muchas gracias a Tamara y a Laura por hacer posible este encuentro, y a los niños por devolverme  toneladas de ilusión.

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